Extraido del libro: Vida de Perros
Autor: Juan Olivera
todos los derechos reservados (protegido por las leyes de propiedad intelectual)
para el blog : ILE ASE OSANGIYAN -ADEJOLA
Cuello Blanco
Cuello Blanco vaya nombre para un perro.
Era adulto, casi viejo.... tenía dueño.....una casa y un territorio suyo, cuando yo lo conocí. Algunos días le dolían los pobre huesos viejos y cansados. Las cicatrices de la batallas por el territorio y la comida había ganado, y también perdido, por la comida baya y pase; pero por la casa de sus dueños. ...
Llegando el verano sintió en el cuello un aguijón que lo hizo rascarse con furia, pero al rato no lo sintió más....
El parásito comenzó a crecer anestesiándolo, ya con su panza hinchada de sangre, -cuando cuello Blanco caminaba- se movía por el peso, así el aguijón se movía y le causaba cierto leve dolor. Un día corriendo se movió tanto que le causó dolor y se rascó tan violentamente que el parásito reventó.
Se manchó la pata de sangre...... "Me lastimé"... - pensó-. Sintió alivio.
Dos o tres días después, sintió como una veintena de aguijones que se le clavaban por el cuello y lomo. Solo un instante luego el anestésico de los parásitos no le dejó sentir más nada. Pocos días después varios parásitos,- bolsas de sangre - pendían de su cuello blanco. y aunque algunos se sacaba o reventaba aparecían más. Yo no estaba para curarlo como el verano pasado, a puñados se las saqué con gas - oil.
Aquel día cruzó a la plaza a correr como siempre, detrás de la pelota de los niños, pero solo trotó....algo no era bueno. Cruzó la calle trotando al rayo del sol, volviendo sobre sus pasos.
Al llegar a la vereda de "su casa" perdió el control y cayó quedó así unos instantes sin saber que le pasaba. Se levantó y siguió caminando pero ya dentro de la casa al pié de trasparente cayó y no pudo levantarse.
Sus pies rajados, sus huesos débiles, y su carne debilitada por las cientos de bolsas que habían chupado su sangre, desde el cuello,.. su cuello blanco......
Sabía que era el fin, que ya no podía luchar con los parásitos que lo habían matado.
Pensó: "Los perros... como todos saben sus almas no van al cielo, solo los humanos tienen lugar allí, las almas de los perros van al corazón de sus amos...pero la mía; ¿donde irá?.. si no tengo dueño que me cuide....
FIN
amigo cuebla: tu alma está en mi corazón, que te llora cada vez que piensa como te dejaron morir así
Cuello Blanco vaya nombre para un perro.
Era adulto, casi viejo.... tenía dueño.....una casa y un territorio suyo, cuando yo lo conocí. Algunos días le dolían los pobre huesos viejos y cansados. Las cicatrices de la batallas por el territorio y la comida había ganado, y también perdido, por la comida baya y pase; pero por la casa de sus dueños. ...
Llegando el verano sintió en el cuello un aguijón que lo hizo rascarse con furia, pero al rato no lo sintió más....
El parásito comenzó a crecer anestesiándolo, ya con su panza hinchada de sangre, -cuando cuello Blanco caminaba- se movía por el peso, así el aguijón se movía y le causaba cierto leve dolor. Un día corriendo se movió tanto que le causó dolor y se rascó tan violentamente que el parásito reventó.
Se manchó la pata de sangre...... "Me lastimé"... - pensó-. Sintió alivio.
Dos o tres días después, sintió como una veintena de aguijones que se le clavaban por el cuello y lomo. Solo un instante luego el anestésico de los parásitos no le dejó sentir más nada. Pocos días después varios parásitos,- bolsas de sangre - pendían de su cuello blanco. y aunque algunos se sacaba o reventaba aparecían más. Yo no estaba para curarlo como el verano pasado, a puñados se las saqué con gas - oil.
Aquel día cruzó a la plaza a correr como siempre, detrás de la pelota de los niños, pero solo trotó....algo no era bueno. Cruzó la calle trotando al rayo del sol, volviendo sobre sus pasos.
Al llegar a la vereda de "su casa" perdió el control y cayó quedó así unos instantes sin saber que le pasaba. Se levantó y siguió caminando pero ya dentro de la casa al pié de trasparente cayó y no pudo levantarse.
Sus pies rajados, sus huesos débiles, y su carne debilitada por las cientos de bolsas que habían chupado su sangre, desde el cuello,.. su cuello blanco......
Sabía que era el fin, que ya no podía luchar con los parásitos que lo habían matado.
Pensó: "Los perros... como todos saben sus almas no van al cielo, solo los humanos tienen lugar allí, las almas de los perros van al corazón de sus amos...pero la mía; ¿donde irá?.. si no tengo dueño que me cuide....
FIN
amigo cuebla: tu alma está en mi corazón, que te llora cada vez que piensa como te dejaron morir así
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